“Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, vera linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.”
(Isaías 53:10, RV 1960)
La Biblia nos enseña que un corazón contrito y humillado no es despreciado por Dios; sin embargo, aunque pareciera que en ocasiones Dios está distante y la circunstancias que estamos atravesando son adversas a tal punto que nos sentimos que el mundo se nos cae encima y que clamamos a Dios y no responde para socorrernos, Dios está presente en cada etapa de nuestras vidas y no se olvida de Sus hijos.
Dios conoce nuestro corazón y se complace cuando seguimos Sus mandamientos, ordenanzas, e instrucciones. Sin embargo, nuestra vida en este mundo se constituye de etapas. Eclesiastés nos declara que todo tiene su tiempo. ¿A qué se refiere esto? A que hay momentos en los cuales Dios permite que tengamos que atravesar momentos difíciles; momentos en los cuales nuestra fe es probada, así como fueron probados aquellos hombres y mujeres de Dios en la antigüedad.
Las Escrituras nos presentan el ejemplo de Job, un hombre justo que afligía su alma delante de Dios por su familia, por si hubiesen pecado delante de Dios, que pudiesen alcanzar misericordia. Aunque la Biblia se refiere a Job como justo, Dios quiso probar a Job permitiendo que este atravesara distintas pruebas y adversidades, incluso enfermedad, muerte de sus hijos, pérdidas, sus amigos se le volvieron en contra, y aun su mujer lo instó a que maldijera a Dios y se muriera.
Me imagino que Job se sintió solo y abandonado, sin saber que hacer o como responder a la situación que estaba enfrentando; por lo que llegó al punto de cuestionar a Dios. A pesar de todo lo vivido, Dios dice que Job permaneció íntegro. En medio de sus circunstancias, tuvo un encuentro personal con Dios y llegó a expresar: “Yo hablaba lo que no entendía…”
En nuestras circunstancias, muchas veces, decimos cosas que no entendemos y no nos damos cuenta de que nos estamos desenfocando del propósito de Dios en nuestras vidas y quizás estamos ofendiendo a Dios.
¿Sabes? todos tenemos un propósito en este mundo y somos parte de un plan mucho más grande que nosotros. Todo se trata de Dios y de lo que Él quiere hacer en y a través de nosotros para Su gloria. Si quizás sientes que no entiendes el porqué de estar atravesando lo que estas viviendo, recuerda que eres parte de un plan.
Dios permitió que Job recapacitara y luego de todo el proceso pudo decir: “De oídas te había oído, mas ahora mis ojos te ven.” Job pudo tener una visión clara de lo que Dios quería. Dios vio el corazón de Job y lo recompensó con mucho más de lo que había perdido; más aún, lo llevo a un nuevo nivel en Dios.
Cuando el enemigo nos susurra que Dios se olvidó de nosotros, haciéndonos cuestionar el cuidado de Dios por nosotros para que retrocedamos y abandonemos los caminos del Señor; es el momento cuando tenemos que reprenderlo con autoridad con la Palabra de Dios, secarnos las lágrimas, reenfocarnos, y seguir adelante. Así como Dios no abandonó a Job, tampoco abandonará a Sus hijos.
En conclusión, el verso al principio nos habla acerca de Jesús, nuestro Maestro, a quien Jehová quiso quebrantar, permitiendo que padeciera por amor a ti y a mí. Fue a través de Su muerte que cargó el pecado de la humanidad y pagó el precio de nuestra salvación. Aun así, después de todo el sufrimiento, resucitó incorruptible venciendo a la muerte, y muerte de cruz, para que tu y yo tengamos vida eterna.
Al igual que Jesús, quien oró por sus transgresores, Job siendo dirigido por Dios, oró por sus amigos. Estos habían juzgado y criticado a Job en su proceso, pero fue luego de haber orado por ellos que Dios bendijo a Job y le dio más de lo que perdió en su prueba.
Así como la foto al principio de este pensamiento proyecta una rosa en un vaso roto, tú y yo cargamos algo hermoso, pero quizás, como el vaso, estamos quebrados. Dios quiere sanarnos y llevarnos a un nuevo nivel de bendición y sobre todo que lo conozcamos más de cerca, pero esto solo acontecerá cuando vallamos a Dios en oración arrepentidos pidiendo perdón y misericordia por aquellos que nos hallan herido en el camino. Después de todo, somo seres humanos con sentimientos y estamos propensos a fallarnos los unos a los otros. Sin embargo, Dios nos perdona y perdona a aquellos que nos hayan hecho mal.
Hoy es el día para acercarnos a Dios confiados que Su perdón nos arropa y Su gracia nos sostiene.
Si sientes que estas atravesando una etapa de quebrantamiento, no te desalientes. Simplemente, Dios te está llevando a una nueva etapa de gloria y bendición. Él está contigo. ¡No temas!
Himno:
Genesis Colon - El Proceso