Cuando llamamos a alguien por su nombre, usualmente la persona reacciona a nuestro llamado y nos responde.
¿Sabías que el nombre de Jesús tiene poder? Cuando apelamos a Él podemos estar seguros de que Él nos escucha y responde a nuestro clamor.
En la Biblia encontramos un ciego el cual invocó el nombre de Jesús en su necesidad y recibió la sanidad que buscaba. Lucas 18:35-43 (RV 1960) nos dice:
”35 Aconteció que acercándose Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando; 36 y al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello. 37 Y le dijeron que pasaba Jesús nazareno. 38 Entonces dio voces, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 39 Y los que iban delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 40 Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerle a su presencia; y cuando llegó, le preguntó, 41 diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista. 42 Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado. Y luego vio, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios.”
Aquel ciego se encontraba mendigando, o sea dependiendo de lo que otros le podían dar. Pero supo reconocer que Jesús tenía la respuesta a su situación.
Es difícil muchas veces cuando tenemos una condición por la cual nos sentimos que no podemos hacer las cosas como las demás personas y tenemos que depender de otros. Aunque es bueno ayudarnos los unos a los otros, el ser humano en su mayoría desea poder hacer las cosas por sí mismo, independientemente. Esa es la meta de los padres cuando están criando a sus hijos; que estos sean independientes y puedan desenvolverse libremente en la vida.
La Biblia dice que el ciego comenzó a dar voces, o sea a gritar pidiendo que Jesús tuviera misericordia. Él quería ser libre de su enfermedad y aquellos que intentaban callarle no entendían esto. Quizás pensaban que estaba molestando al Maestro.
Cuando luchamos por un cambio en nuestras vidas, siempre habrá aquellos que no entenderán por lo que estás pasando y sin quizás darse cuenta, intentarán impedir que recibas tu milagro. Aunque muchos intentaron callar al ciego, esto no lo detuvo de su intento, sino que su clamor se intensificó más, o sea, clamó con más fuerzas hasta recibir su respuesta. Jesús se detuvo y mandó que lo trajeran a Su presencia.
Aunque Jesús sabía cuál era la necesidad del ciego, quería que éste la declarará con su boca. Quizás para que los que allí estaban entendieran o reconocieran el poder sanador de Jesús cuando el milagro se realizara. Que no hubiese duda de que éste había sido sanado.
Jesús le pregunto: “¿Qué quieres que te haga? Y éste le respondió que quería recibir la vista. De inmediato, su fe fue recompensada. El ciego pudo ver.
Qué bonito es cuando Dios nos responde. Este ciego comenzó a glorificar a Dios al recibir su milagro. De igual manera el pueblo al ver lo que había sucedido, alabó a Dios. Es que cuando Dios hace un milagro, no nos podemos callar. Un gozo inmenso invade nuestro interior y tenemos que dar gloria a Su nombre.
Cualquiera sea tu necesidad hoy, no temas en invocar Su nombre. Él quiere ayudarte. Solo espera que clames a Él. No importa quienes traten de callarte. Invoca su nombre con toda seguridad de que Él te responderá. El no despreciará un corazón contrito y humillado.
Himno:
TWICE MÚSICA – Yo Declaro a Cristo (Charity Gayle – I Speak Jesus en español