“¡Lázaro, sal fuera!”, fueron las palabras de Jesús mientras estaba frente a la tumba donde se encontraba su amigo. La duda había invadido el corazón de aquellos que amaban al difunto, pero Jesús vino a traer una palabra de vida que transformó las circunstancias que embargaban a los que allí se encontraban. El poder de Dios le devolvió la vida a Lázaro.
En otra ocasión, la mano de Jehová llevó al profeta Ezequiel a un valle de huesos secos. Dios le preguntó a Ezequiel si vivirían los huesos, a lo que Ezequiel le respondió: “Señor tú lo sabes.” Dios le dijo a Ezequiel que profetizara a los huesos secos y estos cobrarían vida. Ezequiel lo hizo así, y Dios trajo vida a los huesos y los hizo un gran ejército. Estos eran la casa de Israel, los cuales decían: “Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos.”
Dios le ordenó a Ezequiel: “Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.” (Ezequiel 37:12-14, RV 1960)
Así como aquellos huesos, Dios nos dice hoy: “¡No temas! Yo traigo vida a lo que parece estar muerto.”
En nuestras vidas, cuando parece que algo esta muerto, Dios nos insta a que no perdamos la esperanza. Él es un Dios de vida. Él siempre llega a tiempo. Aun cuando todo parece estar perdido y que ya no hay solución. No perdamos la fe. Dios todo lo puede. Se aproxima un estruendo de Dios que restaurara todo nuestro entorno. Esperemos con fe y veremos lo que Dios hará.
Himno: Lázaro ven fuera – Yosiry Suriel