"La vasija de barro que estaba elaborando se estropeó en sus manos, así que la moldeó en una nueva vasija, según su visión".
(Jeremías 18:4.)
A veces, nuestras circunstancias parecen contrarias a los planes de Dios para nuestras vidas. Sin embargo, debemos perseverar y agradecer a Dios por todo. Él es nuestro Alfarero y sabe lo que es bueno para nosotros.
En consecuencia, la expresión "en la casa del alfarero" proviene de la Biblia y se encuentra en el capítulo 18 del libro de Jeremías. En este pasaje, Dios le dice a Jeremías que vaya a la casa del alfarero para recibir un mensaje. El alfarero trabaja con arcilla en su torno, moldeándola y dándole forma. A partir de ese pasaje, podemos reflexionar sobre lo siguiente:
Dios es el Alfarero:
Nuestras vidas están en las manos de Dios. Él tiene un plan perfecto para nosotros, como un artesano que ve el producto terminado antes de comenzar. Dios promete que el resultado será mejor que el principio. Él obra a través de diversas circunstancias y personas para formarnos, incluso a aquellos que nos hacen mal.
Somos el Barro:
Así como el alfarero moldea el barro, Dios nos moldea a su imagen. Dios tiene un propósito para nosotros, incluso cuando no estamos calificados.
Actividad:
Imagina que tienes un pedazo de arcilla en tus manos. Visualízalo. Piensa en cómo Dios está moldeando tu vida, incluso en situaciones difíciles. Piensa en lo que Dios ha hablado para tu vida.
En resumen, tú y yo somos únicos y de gran valor para Dios, y Él nos ha elegido. Cada uno de nosotros es un vaso en las manos de Dios, que es nuestro alfarero. Él nos da forma con su gran amor y paciencia y nos promete que sus planes para nosotros son mejores que los nuestros.
Hoy demos gracias por todo, sean cuales sean nuestras circunstancias. El alfarero está trabajando y nos hará vasijas útiles en sus manos. ¡No perdamos la fe!
Himno:
El Alfarero, Evan Craft ft. Marcela Gándara